Historia

Breve historia de Navalmoral de la Mata

Iglesia de San Andrés

Ortocentro del Campo Arañuelo y del resto de las comarcas que la rodean (La Vera, La Jara y Los Ibores), situada en la puerta extremeña del noreste (por donde entran -o salen, según se mire- las dos vías de comunicaciones más importantes de nuestra Comunidad, la Autovía de Extremadura y el ferrocarril Madrid-Lisboa), ha desempeñado (y lo hace aún) un destacado papel a lo largo de la historia:

Primero, allá por la lejana Prehistoria, cuando los prehomínidos y humanoides recorren y se establecen en las terrazas del Tajo y el Tiétar, donde quedaron importantes asentamientos y restos. Pero también existen vestigios en este municipio cacereño.

Después llegaron los romanos, asimilan y enriquecen las culturas indígenas precedentes (incluyendo la vettona, con tantas raíces en nuestra comarca, como los llamativos verracos), y nos dejan un importante legado: villas, puentes, templos, calzadas, fuentes y baños, minas, inscripciones y un largo etcétera. Como en el caso anterior, tampoco se olvidaron de residir en lo que hoy es el término de Navalmoral, donde han aparecido huellas de su civilización y estancia.

Ermita de Las Angustias

Tras las visita de los visigodos -que también aportaron alguna muestra dispersa, incorporando la cultura anterior- serían los árabes quienes siguen reutilizando los antiguos caminos del Arañuelo, sobre todo la anterior calzada romana.

Lo que tendrá continuidad tras la Reconquista y Repoblación medieval. Y así, a finales del siglo XIV -o en el alborear del XV-, cuando surge Navalmoral y las otras alquerías de la comarca, de nuevo se relanzan las comunicaciones por este lugar: la Cañada Real Leonesa Occidental y el Camino Real de Extremadura (tras la construcción del Puente de Albalat-Almaraz, en 1536), que vertebraban los desplazamientos este-oeste de personas, ganados y mercancías (incluso, norte-sur, a través de sus respectivas redes secundarias). Y de este modo -dice la leyenda- que se fundó Navalmoral: en torno a la «Venta del Moral», que acogía y recuperaba a los que por aquí transitaban (que, sea o no más o menos verdadera esta tradición popular, lo cierto es que sí existió la citada vía, esta alquería y ese mesón…). Desde entonces, Navalmoral se relaciona con Plasencia, Trujillo, Cáceres, Talavera, etc.

Coincide con la expansión de Guadalupe, y después de Yuste, lo que ya no tendrá final. Y, como es evidente, Navalmoral tiene bastante que ver con los desplazamientos a esos lugares: bien como lugar de paso hacia ellos, bien como punto de descanso o enlace.

De ese Antiguo Régimen proceden los más antiguos e importantes monumentos de Navalmoral: como la iglesia de San Andrés y la ermita de Las Angustias (o el popular barrio de la «Plaza Vieja»-«La Peligrosa»). Después erigen el «Rollo» o «Picota», en 1637, como símbolo o insignia de la justicia municipal (y de haber conseguido su libertad, o exención), pues se convierte en Villa.


Cruz del Rollo

. Los Austrias dejan paso a los Borbones (tras la cruenta Guerra de Sucesión, que nos afectó negativamente) quienes, según la tendencia que les caracterizó, dan un gran impulso a las comunicaciones: sobre todo al mencionado Camino Real de Extremadura, al que dotan con las Casas de Postas, potenciando de nuevo los mesones moralos y favoreciendo el desarrollo económico, demográfico y urbano de la localidad.

Época en que se construye la Casa de los Frailes (o del Espadañal, o de Comillas, porque todos esos nombres ha tenido de acuerdo con sus propietarios), la Fuente de los Caños Viejos y otras de más difícil catalogación (La Bamba, La Serradilla y algunas menores más); y también los típicos barrios del Cerro y del Perchel (primitivo «San Miguel»), o el primer Ayuntamiento.

. Así alcanzamos el siglo XIX cuando, además de guerras (la de Independencia o las escaramuzas de los facciosos carlistas) y otras calamidades (como las frecuentes epidemias), y de ser nombrado este municipio cabeza de su Partido Judicial (en 1834, lo que facilitará su despegue en el futuro), se favorecen otra vez las vías y medios de transporte: en 1845 reconstruyen el Puente de Almaraz y en 1854 se inaugura la Carretera de Extremadura (o Madrid-Badajoz), sobre el anterior Camino Real y antigua calzada romana. Ya a finales llega el ferrocarril, cuya línea hasta Portugal se abre en 1881 (contando Navalmoral con la mejor Estación de esta vía en muchos kilómetros).

Como es evidente en tales circunstancias, la economía y demografía de la localidad recibe un incremento positivo. Pero también sufrió repercusiones negativas, caso de las consecuencias que se derivan del proceso desamortizador, en el que el municipio perdió la mayor parte de sus bienes de propio y comunes: lo que daría origen a un agudo latifundismo, y a posteriores movimientos sociales y políticos, sobre todo en el último tercio de ese siglo y en el primero del XX (el protagonismo que adquieren los partidos de izquierda y sindicatos no se concibe sin esa relación con la falta de tierra).

A ese período corresponden también otros edificios dignos de citar: el antiguo Hospital Moyano (donado por don León Moyano, que en 1925 se reconvierte en Hospital Antipalúdico, siendo clave para erradicar ese mal endémico), la Fundación Concha (Escuelas y Biblioteca, que fueron posibles gracias al legado de don Antonio Concha) y la actual Casa Consistorial.

. Por fin entramos en el XX y, ¡ qué quieren que les diga…!, sería interminable. Pero sí quiero destacar que se irán completando y mejorando las comunicaciones, especialmente durante la Dictadura de Primo de Rivera y años de la Segunda República, comenzando por la carretera de la Vera, siguiendo con la de Guadalupe y otras de menor entidad, hasta llegar a la situación actual (con Autovía y toda la red que conocemos). En esa primera fase se edifican la Cárcel y las Escuelas Graduadas.

Se crean los famosos Mercados de ganado quincenales; así como las Ferias de San Miguel, San Andrés y de Abril.

En 1930 crean el Centro de Fermentación de Tabacos, la obra que unió a todos los moralos en una época tan conflictiva; que, además, dio un gran impulso económico a Navalmoral y comarca.


Los Caños Viejos

Y entre conflictividad social y política, entre reclamaciones, manifestaciones, gran sindicalización, invasiones de fincas, huelgas (como la famosa de Carros de 1933), etc., se inicia el período republicano: cuando los antimonárquicos triunfan en Navalmoral, pues la economía seguía anclada en el pasado, con un latifundismo exagerado y mucho paro.

Después se ejecuta la Reforma Agraria, pero no colma las esperanzas que en ella se depositaron. Por lo que la esperanza se desvanece y, como la crisis obrera era alarmante, unido a que la República no pudo solucionar los graves y numeroso problemas que se multiplicaban por doquier, la Guerra Civil será inevitable: donde a Navalmoral le tocará la peor parte, como lugar de paso hacia el frente y dada la ideología general y hechos precedentes.

Tras la tempestad volvió la calma, pero hubo que superar los «años del hambre», la autarquía y otras calamidades.

Gradualmente se realizan una serie de obras o rematan otras (algunas comenzadas o proyectadas en épocas anteriores): agua corriente desde La Retuerta, La Gota, el Jardincillo y Parque Municipal, Ambulatorio, casas baratas, etc. Navalmoral crece sobre una base agraria, comercial, artesanal y comarcal.

También comienza el Plan de Riegos de Rosarito, que repercutió sobre la economía y demografía morala. Además, influirá en la ampliación de la Tabacalera y Algodonera de Navalmoral.

Mientras se realizan estas obras, se inician las del embalse de Valdecañas. Ese aprovechamiento del Tajo, continuado después con los de Torrejón, supuso otra notable inyección económica para la villa y toda la comarca, y que ayudaría a frenar y retrasar el fenómeno emigratorio de los años 60. Razón de un nuevo progreso de la localidad, que construye nuevas barriadas y colegios, a la vez que traen el agua potable desde el Tiétar (ya que las de la Retuerta eran insuficientes), colectores y otras mejoras en ese servicio tan esencial, surgen los primeros Institutos de Bachillerato y Formación Profesional, Escuela de Capacitación Agraria, Hogar del Pensionista, reversión al municipio del Hospital Antipalúdico y del Campo de Fútbol, adquisición del vuelo de la Dehesa Boyal, viviendas, potenciación del Carnaval, etc.

Cuando parece que la situación se estancaba, en 1972 comienzan la obras de la Central Nuclear de Almaraz que, a pesar de las opiniones en contra, realmente supuso un factor muy importante para el desarrollo demográfico y económico moralo; por el trabajo proporcionado, consumo e inversión de las plusvalías en la localidad (aunque pudieron ser mayores…).

Llegan los años de la transición y el desarrollo es muy importante, cuando se abren los cimientos del progreso posterior: urbanístico, incremento del comercio e industria (Polígono Industrial), primera variante de la carretera, instalaciones deportivas (Pabellón y Campo de Fútbol), sanitarias (Hospital), educativas (nuevos Colegios), ampliación del Cementerio, mejoras en el abastecimiento de agua, nuevas viviendas sociales, etc.

Tras las primeras Elecciones Municipales Democráticas de 1979 continuó la citada progresión, a la vez que se culmina el despegue definitivo de Navalmoral, con una serie de obras y actuaciones impresionantes que convierten a Navalmoral en algo más que un pueblo grande. Se afianza como cabecera comarcal asumiendo perfectamente su papel, desarrollándose y ayudando al progreso comarcal (del que se beneficia en gran parte). Sería muy largo el enumerar aquí todo los logros conseguidos, que están en el recuerdo y a la vista de todos; aunque destacamos aquellos referentes a obras sociales (Centro de Servicios Sociales y Residencia de Ancianos), sanitarias (puesta en marcha del Hospital), educativas, deportivas (Piscina Municipal), culturales (Casa de Cultura, UNED, Escuela de Idiomas, Escuela de Música, convenios varios, expansión del Carnaval, proyecto de un nuevo Instituto, etc.), comunicaciones (Ferrocarril, Autobuses, Autovía, Ronda Sur y N-30), nuevo Hogar del Pensionista, viviendas sociales y numerosas reparaciones (Plaza de Abastos, Cárcel, Casa del Espadañal, La Gota, avenida de las Angustias, obras públicas y un largo etcétera).


Estación de RENFE

Al margen de su historia, mención aparte hay que darle al apartado festivo, del que destacamos sus famosos Carnavales (declarados Fiesta Regional de Interés Turístico desde 1986, por algo será…), la Feria de San Miguel (con su amplio y variado programa de actos), las fiestas de San Andrés (cuando se lleva a cabo la quema del Hombre Inicuo y otros acontecimientos), las populares y antiguas Rondas de Navidad (que aún siguen en vigor, incluyendo a los zambomberos).

Sin olvidarnos de sus recursos naturales, presentes en el entorno físico del propio Navalmoral: como la Piedra Caballera y alrededores de la Autovía, o las zonas del Molinillo y de La Parrilla (con sus vistas panorámicas, o sus cataratas y todo: si llueve, claro está), que no podemos olvidar, las dehesas del Campo Arañuelo (que son un encanto en primavera y otoño); o la serie de recursos naturales de gran atractivo turístico que le ofrece la comarca o sus proximidades, que proporcionan al viajero unas posibilidades ilimitadas.

Domingo Quijada González

Cronista Oficial de Navalmoral


Fundación Concha

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